Los profesionales sanitarios son unánimes al reivindicar la disponibilidad de desfibriladores externos automáticos (DEA) en centros públicos con una gran afluencia de público, como estadios de fútbol, parques infantiles, centros comerciales, etc. Además, aparte de los sanitarios, consideran que otros profesionales deberían estar autorizados para utilizarlos en caso de emergencia, como los policías o los bomberos.
Especialistas en Medicina Interna, explican que “la gran mayoría de los paros cardiacos se deben a arritmias (taquicardia ventricular sin pulso y fibrilación ventricular) y su tratamiento específico es la desfibrilación, por lo que todos los centros públicos deberían estar dotados de un desfibrilador externo automático”. Estos ritmos pasan rápidamente a asistolia y es la precocidad de su tratamiento el determinante fundamental de la supervivencia, por lo que la desfibrilación ha pasado a formar parte del soporte vital básico.
Además, el personal que puede atender un paro cardiaco como primer interviniente (bomberos, policía, personal de seguridad, personal de transporte aéreo, terrestre o marítimo) deberían estar entrenados en la aplicación del DEA y en soporte vital básico. “Sería suficiente una sencilla formación para detectar la parada cardiaca y respiratoria, así como para conocer el funcionamiento del DEA”.
Sería “una buena decisión” que haya un DEA en todos los centros públicos, si bien se considera “imprescindible que estén a cargo de unas determinadas personas que hayan recibido una mínima formación”.
En definitiva, la implantación del DEA puede influir de forma positiva sobre la salud de los ciudadanos por su facilidad de uso y su escaso riesgo, y posibilita salvar la vida de personas abocadas a la muerte.
