Un espacio cardioprotegido es aquel lugar que dispone de los elementos necesarios para asistir a una persona en los primeros minutos tras una parada cardíaca: un desfibrilador y personal formado, que tienen que actuar en menos de cuatro minutos.
España, un país al que acuden alrededor de 68 millones de turistas el año anterior y con 14.775 establecimientos abiertos en 2015, tiene, aproximadamente, 200 hoteles que han obtenido la certificación de “Hoteles Cardioportegidos” de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo (SEMST).
El 40% de los hoteles de 4 y 5 estrellas cuentan con un desfibrilador en sus instalaciones, pero este porcentaje baja sustancialmente en los hoteles de tres, dos y una estrella, en los que menos del 5% de ellos tienen instalado un desfibrilador y muy pocos están certificados, denuncia el fundador de Proyecto Salvavidas.
Las grandes cadenas disponen de desfibriladores en muchos de sus hoteles, como Lopesan en Gran Canaria, Meliá, los Hoteles Hospes o la cadena RIU. También hoteles de ciudad disponen de desfibriladores como el Barcelona Princess de la capital condal o la cadena Axor en Madrid.
La cadena de Hoteles Exclusivos Hospes contó en un comunicado cómo, gracias a la cardioprotección, se puedo salvar una vida en su hotel Palacio San Estaban, en Salamanca. Uno de los clientes del hotel, que participaba en una celebración, sufrió una parada cardiorespiratoria y fue atendido por el personal, que usó el desfibrilador del hotel y consiguió salvarle.
Concienciación, imagen y normativa autonómica
Rubén Campo afirma que hay tres razones principales por las que conseguir dotar de las infraestructuras necesarias a los hoteles para convertirlos en espacio cardioprotegidos.
La primera es la concienciación, ya que cada año fallecen en España 30.000 personas de paradas cardíacas fuera de los hospitales. Campo calcula que si hubiera un desfibrilador al lado de cada extintor, se podrían salvar más de 4.500 vidas al año.
El segundo motivo, especialmente en el caso de los hoteles, es la imagen, ya que un hotel no puede permitirse, ante una posible parada cardiorespiratoria de uno de sus clientes, no disponer de un desfibrilador, que supone un gasto de 1.000 a 1.500 euros y un coste de mantenimiento de 75 u 80 euros mensuales.
Además, señala Campo, la cardioprotección está muy avanzada en la mayor parte de los países donde viven los turistas que nos visitan, incluso en los colegios.
“No disponer de un desfibrilador, además de no poder salvar una vida, da una muy mala imagen para nuestro turismo”.
Por otra parte, otra razón es la normativa de la región. Ya hay comunidades autónomas que exigen a ciertas entidades la cardioprotección y las entidades que no cumplen pueden tener sanciones económicas. Este es el caso de Euskadi, Canarias, Cataluña y Andalucía, aunque está previsto que se sumen más comunidades este año para elaborar una legislación al respecto.