La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. La creación de zonas o espacios cardioprotegidos es medida de salud de primera categoría.
Estas zonas deben contar con un desfibrilador, con mantenimiento garantizado, así como con personas formadas adecuadamente para dar una respuesta rápida y eficaz en caso de paro cardíaco repentino, para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada, hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.
Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por el desfibrilador.
El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardíaco repentino es de cinco minutos. En Europa, el paro cardíaco es una de las primeras causas de mortalidad, y en España se dan más de 40.000 episodios de este tipo al año.
¿La presencia de desfibriladores en sitios tan variados como centros comerciales, autobuses, aviones, embarcaciones, hoteles, metro es muy importante?
Debería haber un desfibrilador en cada esquina, se dice con argumentos sobrados para ello. Hay que actuar muy rápido.
Paradas de metro y autobús, aeropuertos, autocares, lugares con amplio número de personas, grandes dimensiones y tráfico de ciudadanos, colegios, hoteles, centros comerciales, o zonas donde se practica deporte.
En un estudio que hemos hecho sobre el sector hotelero hemos comprobado que el 71% no están cardioprotegidos. Si están protegidos es un valor añadido y un servicio adicional para los clientes.